viernes, 12 de noviembre de 2010

INLUENZA AH1N1

GRIPE PORCINA


HISTORIA:



El virus influenza H1N1 es uno de los descendientes de la gripe española que causó una pandemia devastadora en la humanidad durante el periodo 1918–1919. Tras la finalización de la pandemia el virus persistió en cerdos, y con ello, los descendientes del virus de 1918 han circulado en seres humanos durante todo el transcurso del siglo XX, contribuyendo a la aparición normal de gripe estacional anualmente. Sin embargo, la transmisión directa de cerdos a humanos es bastante rara, pues sólo 12 casos se han demostrado en los Estados Unidos desde el 2005.
El virus de la gripe ha sido considerado uno de los más esquivos conocidos hasta ahora por la ciencia médica, debido a sus transformaciones constantes para eludir los anticuerpos protectores que se han desarrollado tras exposiciones previas a gripes o vacunas. Cada dos o tres años, el virus sufre algunos cambios menores. Sin embargo, aproximadamente cada decenio, luego de que una gran parte de la población mundial ha logrado algún nivel de resistencia a estos cambios menores, el virus evoluciona drásticamente, lo que le permite infectar fácilmente a grandes grupos poblacionales a través del mundo y a menudo afectando a cientos de millones de personas cuyas defensas inmunológicas no están adecuadas para resistir su embate. El virus de la gripe también es conocido por realizar pequeñas variaciones de forma en periodos muy cortos de tiempo. Por ejemplo, durante la pandemia de gripe española, la oleada inicial de la enfermedad fue relativamente leve y controlada, mientras que la segunda oleada un año después fue altamente letal.

SIGNOS Y SINTOMAS:

En Porcinos: 

Los animales pasan por un cuadro respiratorio caracterizado por tos, estornudos, temperatura basal elevada, descargas nasales, letargia, dificultades respiratorias (frecuencia de respiración elevada además de respiración bucal) y apetito reducido. En algunos casos pueden producirse abortos en hembras grávidas. La excreción nasal del virus puede aparecer aproximadamente a las 24 horas de la infección. Las tasas de morbilidad son altas y pueden llegar al 100 por ciento, aunque la mortalidad es bastante baja y la mayor parte de los cerdos se recuperan tras unos 5 o 7 días tras la aparición de los síntomas. Sin embargo, la exacerbación de la enfermedad puede producir pérdida de peso y deficiencias en el crecimiento, causando pérdidas económicas a los criadores,ya que los cerdos infectados pueden perder hasta 5.5 kilogramos de peso en un periodo de 3 a 4 semanas.
La transmisión de la enfermedad se realiza por contacto a través de secreciones que contengan el virus (a través de la tos o el estornudo, así como por las descargas nasales).

En Seres Humanos:

La gripe porcina infecta a algunas personas cada año, y suele encontrarse en aquellos que han estado en contacto con cerdos de forma ocupacional, aunque también puede producirse transmisión persona a persona. Los síntomas en seres humanos incluyen: aumento de secreción nasal, tos, dolor de garganta, fiebre alta, malestar general, pérdida del apetito, dolor en las articulaciones, vómitos, diarrea y, en casos de mala evolución, desorientación, pérdida de la conciencia y, ocasionalmente, la muerte.

PREVENCION:

Las labores de prevención son más efectivas si se toman a nivel colectivo que a nivel individual.
A nivel individual, las medidas de prevención son extremar medidas de higiene: no saludar de beso ni de mano, evitar lugares concurridos (metro, auditorios, escuelas, iglesias, bancos, etc.), usar tapabocas y lavarse las manos constantemente con detergente o desinfectante como alcohol (alcohol en gel, por ejemplo). En caso de presentar síntomas de gripe o temperatura elevada súbita, acudir a un hospital lo antes posible. En oficinas y cibercafés se recomienda limpiar teclados y ratones con alcohol para desinfectar y evitar una posible propagación del virus. Se puede utilizar una vacuna diseñada específicamente para el virus de gripe porcina actual AH1N1. Cualquier otra vacuna no sería efectiva y si el virus cambiase, la vacuna probablemente perdería su efectividad. La vacuna para la gripe estacional no tiene ningún valor preventivo frente a la gripe porcina del 2009. Después de la crisis de gripe aviaria de 2005, los organismos internacionales y los sistemas sanitarios se prepararon para abordar el desarrollo y producción de vacunas específicas para afrontar sin demoras una posible pandemia.
El uso de antibióticos no tiene ningún valor preventivo, es apropiado sólo en caso de infección simultánea con bacterias y bajo indicación médica.
A nivel comunitario, la forma de prevenir una epidemia es mediante la adopción de medidas precautorias a nivel poblacional. Esto involucra un cambio en ciertos patrones o hábitos cotidianos. En el caso del virus de gripe porcina, estas conductas han sido identificadas como: cubrirse la boca y nariz antes de estornudar con la parte interna del codo, no intercambiar besos en la cara, no contaminar las manos con fluidos provenientes de la boca o nariz, repetir cuantas veces sea necesario el lavado de manos para alcanzar estos objetivos, usar tapabocas en lugares concurridos, etc.
La estrategia de prevención comunitaria requerirá de campañas de comunicación. Intentar elevar a normas sociales las medidas precautorias tendría probablemente más impacto que el realizar simplemente una campaña informativa.

TRATAMIENTO:

El tratamiento sintomático es el propio de las gripes, basado principalmente en analgésicos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en niños y adolescentes se considera contraindicado el uso de aspirina (ácido acetilsalicílico) en caso de infección severa por los virus A o B de la gripe (el brote de gripe porcina de 2009 es de tipo A) o por el virus de la varicela, por el riesgo de que se produzca un cuadro poco común pero grave llamado síndrome de Reye; para los pacientes de menos de 19 años se recomienda, por ello, el uso de analgésicos alternativos.
El tratamiento causal se basa en antivirales, sustancias que interfieren con la multiplicación del virus. Hay dos clases de antivirales inicialmente útiles contra la gripe, de las que una —la de los inhibidores de la enzima vírica llamada neuraminidasa— conserva la efectividad y la capacidad de evitar un desarrollo grave de la gripe cuando se necesita. Son dos las sustancias de esta clase, el oseltamivir (cuyo nombre comercial es Tamiflu), y el zanamivir (cuyo nombre comercial es Relenza).
En pruebas efectuadas con virus aislados de enfermos en México y los Estados Unidos se ha observado que el nuevo virus H1N1 es sensible a los inhibidores de la neuraminidasa, pero es resistente a los adamantanos, como la amantadina y la rimantadina.
En Homeopatía se emplea ampliamente de modo preventivo los nosodes ("vacunas") denominados Influenzinum en potencias 200 CH. Su utilidad no ha sido fijada con certeza pero aliviaría los síntomas y podría prevenir complicaciones. Se lo suele asociar a otros elementos símiles. Para tratamiento de casos agudos se emplean potencias bajas del orden de 6 CH a 30 CH.
Después de la alarma producida en 2005 por la gripe aviaria, los gobiernos han acumulado las dosis consideradas necesarias para frenar una posible pandemia y evitar sus consecuencias.

Vacunación porcina

Las estrategias de vacunación para el control y prevención del virus A/H1N1 en granjas porcinas incluyen típicamente el uso de muchas vacunas contra el virus bivalentes disponibles comercialmente en los Estados Unidos. De 97 cepas aisladas recientemente de H3N2, sólo 41 tenían fuertes reacciones serológicas cruzadas con antisuero a 3 de las vacunas comerciales contra SIV. Ya que la capacidad protectora de las vacunas de gripe dependen principalmente de la cercanía y similitud entre el virus de la vacuna y el virus que causa la epidemia, la presencia de variantes no reactivas del virus H3N2 sugiere que las vacunas comerciales actuales podrían no proteger efectivamente a los cerdos de infecciones por una gran mayoría de virus H3N2.

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